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jueves, 1 de julio de 2010

Kenneth Parks, el sonámbulo homicida


Sonámbulos: ¿Asesinos impunes?

Dicen los estudios que un quinto de la población padece o ha padecido sonambulismo durante alguna etapa de su vida. En general, la noctambulidad se asocia a la infancia y adolescencia y desaparece cuando el individuo pasa a la edad adulta, quedando sus paseos nocturnos por el hogar en algo anecdótico e incluso gracioso.


Pero un pequeño porcentaje de sonámbulos llega a la edad adulta sin que desaparezca de forma natural esta alteración del sueño y la combinación sus paseos nocturnos con el estrés diario y, en muchas ocasiones, con conductas obsesivo-compulsivas, pueden desembocar en episodios realmente terribles y violentos; ¿Es un sonámbulo culpable de violar o asesinar cuando lo hace sin ser consciente de ello?

Según la Corte Suprema de Canadá, y repasando el fallo del caso de Kenneth Parks, los sonámbulos no son culpables de sus actos, aunque estos sean asesinatos sangrientos.

Los hechos ocurrieron en 1987, cuando Parks, jugador compulsivo y con muchas deudas y problemas económicos causados por el juego, salió de su casa en estado de sonambulismo, se subió a su coche y condujo durante veinte kilómetros hasta la casa de sus suegros. Allí, mató a su suegra a base de golpes con una barra metálica y estranguló a su suegro, aunque este logró sobrevivir al ataque quedando solo inconsciente. Luego, volvió a subir a su coche y condujo hasta la comisaría más cercana donde, ensangrentado y supuestamente todavía dormido, se entregó a los policías diciendo “Creo que he matado a alguna persona”.


En el juicio se vivió una verdadera batalla campal entre los especialistas que defendieron la causa y la acusación, que en todo momento acusó a Parks de ser perfectamente consciente de lo que hacía. Al final, Kenneth Parks fue absuelto por el jurado por considerarse que en el momento del asesinato se encontraba sonámbulo y que no fue consciente en momento alguno de lo que hacía.

Su largo historial de sonambulismo le sirvió también para librarse, un par de años después, de la apelación en la Corte Suprema de Canada, donde fue absuelto de nuevo por los jueces. La única pena que se le impuso a Parks fue la de medicarse contra el insomnio para que no se repitieran sus impulsos asesinos nocturnos en el futuro.

El caso de Parks no es único, aunque los estamentos judiciales y médicos no se ponen nunca de acuerdo en este tema tan controvertido y delicado. Como ejemplos dispares están el de Scott Falater, de Arizona, que en 1999 apuñaló a su esposa hasta la muerte. Falater tenía un historial de sonambulismo comparable al de Parks y durante el juicio, en todo momento aseguró no recordar nada de lo sucedido. En este caso no le sirvió de mucho y fue condenado por el asesinado de su mujer.

En cambio, en 2007 el mecánico de la fuerza aérea británica Nick Walker, apodado por sus compañeros como “caminante nocturno” por sus hábitos noctámbulos, fue considerado inocente de la violación de una chica de 15 años durante una de sus salidas en la noche.

Parks, a la salida de la Corte Suprema donde se ratificó su inocencia.


Fuentes:



Fallo de la corte suprema sobre el caso de Parks.

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