Poca memoria

En Arizona una nueva ley que condena con cárcel a quienes son inmigrantes ilegales desató una ola de manifestaciones en todo Estados Unidos. Poca memoria para recordar de dónde venimos.

Las migraciones siempre fueron señales de conflictos de los países en donde acontecen, pues las guerras y/o las crisis económicas son dos de los principales motivos que generan estos vendavales de personas que viajan simplemente en búsqueda de un futuro mejor.

Pero mucha gente parece ser que no comprende dos cuestiones esenciales en estos lamentables hechos. Los inmigrantes dejan su vida atrás: sus tierras, cultura, hogar, familia, oficio y en varias oportunidades hasta su propia lengua. Y abruptamente lo hacen en búsqueda de un futuro mejor que por lo general está directamente ligado a sus hijos, motivo principal y más que suficiente como para realizar el tremendo sacrificio que implica borrar su pasado. La otra cuestión tiene que ver con los propios orígenes de las naciones receptoras: gran parte de América fue concebida en base a inmigrantes.

Los norteamericanos no deberían olvidar que son descendientes de ingleses, franceses, latinos, árabes y de tantas otras tierras que ayudaron a formar a su país, de la misma manera que en Argentina no podemos olvidar nuestro pasado de italianos, españoles, argelinos, franceses, portugueses, etc. Pero ojo: tampoco deberían olvidar ese grupo de xenófobos en Europa que golpean a los latinos o africanos que intentan sobrevivir en el viejo continente que muchos de sus familiares huyeron a las Américas en búsqueda de un bienestar mejor y de forjar un camino de vida que quizá hasta ellos mismos hoy estén transitando.

Las migraciones exceden fronteras y surgen cuando el ser humano es lo prioritario. Es menester aprender este concepto, que seguramente algún abuelo extranjero nos ha enseñado alguna vez y que hemos perdido con el futuro que ellos buscaron para nosotros.

¿Quién puede asegurar que los “legales” de Arizona nunca necesitarán emigrar a México? Si algún día llega ese momento, me gustará ver cómo los reciben. A veces la vida es un boomerang.