Resultados

jueves, 10 de septiembre de 2009

“Son las Vacunas, Estúpido”: Mercurio, Aluminio y Autismo

La OMS y el Centro de Control de Enfermedades (CDC) del Gobierno de los EE.UU. están incrementando el condicionamiento psicológico de la población para sembrar la histeria y el pánico entre un público desinformado acerca de un “virus” de la presunta Influenza A H1N1, también conocido como Gripe Porcina, cuyos supuestos efectos, hasta la fecha, parecen comparables con los de un resfriado común. Antes de que la gente comience a hacer fila en las calles exigiendo vacunas para sus hijos y para ellos mismos, sería conveniente recordar que, parafraseando la declaración de campaña de Bill Clinton en 1992 para George H.W. Bush: “¡Es la vacunación, Estúpido!”

Según innumerables informes científicos, mucho más peligrosos para la salud humana que cualquier incidencia relacionada a la gripe porcina, son los riesgos de severos problemas de salud, incluyendo parálisis, daño cerebral e incluso muerte, derivados de los agregados de las vacunas desarrolladas prácticamente todos los fabricantes de vacunas importantes. Casi sin excepción, todas las vacunas comerciales de hoy en día contienen varias sustancias conocidas como adyuvantes diseñados para hacer que la vacuna “funcione”. Los adyuvantes son la fuente de horrendos y, a veces, mortales daños.

Se ha especulado durante algún tiempo que podría existir un vínculo en el alarmante aumento de casos de autismo entre los infantes pequeños y las masivas vacunaciones de menores de hoy en día, administradas de forma rutinaria a los lactantes y los niños desde las primeras horas del nacimiento. Esta es clara e impactante evidencia de la relación entre las dos. Si carece de una constitución fuerte, se aconseja no leer más.

Un nuevo estudio muestra el vínculo directo entre la serie estándar de vacunaciones infantil, MMR y síntomas similares al autismo en monos. La principal científica involucrada en el trabajo, la Dra. Laura Hewitson de la Universidad de Pittsburgh, ha presentado conclusiones alarmantes como abstracto pendiente de publicación en la Reunión Internacional para la Investigación del Autismo. Se ha presentado también en congresos científicos, tanto en Londres como en Seattle, EE.UU.

El estudio comparó a macacos vacunados con macacos no vacunados. No se señaló ninguna falla importante dentro del estudio por parte de los científicos asistentes. Las vacunas incluyeron la popular serie MMR (En español SRP – Sarampión, Rubéola, Paperas). El estudio descubrió un aumento marcado en “expresiones genéticas en tejidos gastrointestinales” y “problemas inflamatorios” en los monos que recibieron las vacunas. Esto son síntomas comunes en niños que presentan autismo regresivo. “En comparación con animales no expuestos, se evidenciaron importantes déficits en el desarrollo neurológico en los animales expuestos respecto a reflejos de supervivencia, pruebas de discriminación de colores, reversiones, y pruebas de aprendizaje,” señalaron los autores del informe. “Fueron observadas diferencias de comportamiento entre animales expuestos y no expuestos, y dentro el grupo expuesto, antes y después de la vacunación triple viral”.

El estudio también encontró marcados cambios de comportamiento y diferencias de desarrollo entre los monos que recibieron las vacunas frente a los que no las recibieron.

Una investigación ordenada por el Gobierno Norteamericana y aprobada por el Congreso iba a comenzar este año, pero los fondos fueron rescindidos a principios de enero. Reclamando “conflicto de intereses” debido a casos judiciales en curso, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), partidario desde hace mucho tiempo de la vacunación infantil, se retiró de los planes de investigación.

Lo más sorprendente de todo es la reciente y ahora común práctica médica, reforzada por una agresiva industria farmacéutica, de inyectar vacunas múltiples, con frecuencia a casi pocas horas de nacer, a los bebés a pesar del hecho de que ningún estudio, incluyendo a la totalidad de la serie de vacunas administradas comúnmente a los niños en los EE.UU. y el Reino Unido, alrededor de 30 en total, se hayan realizado hasta ahora. La práctica de inyectar varias vacunas a recién nacidos se ha generalizado en Alemania y otros países de la UE durante la última década. Es significativo que se hayan presentado reportes informando de un aumento dramático en los casos de autismo en recién nacidos y lactantes de varios hospitales alemanes durante la última década, precisamente el periodo en el cual las vacunaciones a recién nacidos y bebés se habían vuelto rutinarias.

Encubrimiento del Gobierno Norteamericano

Trágicamente, el organismo de Gobierno de los EE.UU., teóricamente encargado de velar por la salud pública, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), como en el caso de los peligros para la salud de los alimentos genéticamente modificados, y también con la dramática evidencia de la relación entre el autismo y los adyuvantes usados en las vacunas típicas, está aceptando el argumento de las grandes y políticamente poderosas empresas farmacéuticas.

La Administración de Alimentos y Medicamentos considera seguras a las vacunas, pero, al igual que con los OGM, no ha realizado ningún estudio sobre los efectos de varias vacunas entregadas en la serie común de la niñez, que comenzaron en la década de 1990 en los EE.UU., se extendieron al Reino Unido y ahora a lo largo de la UE.

De acuerdo con Robert F. Kennedy, Jr., hijo del último Fiscal General y un abogado activo en la campaña para exponer el mercurio (timerosal) y otro tipo de peligros de toxicidad en las vacunas, declaró recientemente: “el autismo es más una afección del comportamiento más que un daño definido biológicamente – los estudios epidemiológicos son esenciales para establecer su causalidad. Pero la mayor fuente de datos epidemiológicos es Base de Datos de Seguridad de las Vacunas (VSD) – El gobierno mantiene registros médicos de cientos de miles de niños vacunados – al que el Departamento de Salud y Servicios Humanitarios ha hecho grandes esfuerzos para mantener fuera del alcance de los abogados de los demandantes y los científicos independientes … Los datos brutos recogidos en el VSD, sin duda, proporcionarían los datos epidemiológicos necesarios para comprender la relación entre las vacunas y el autismo. La ausencia de estos estudios hace que sea fácil para los jueces el decir a los demandantes que no han cumplido con la responsabilidad de avalar la causalidad.”

El autismo era prácticamente desconocido en los Estados Unidos hasta 1943, cuando se diagnosticó e identificó once meses después de que el timerosal, un “adyuvante” de las vacunas a base de mercurio, fuera añadido a las vacunas de los bebés, junto con diversos compuestos de aluminio en los Estados Unidos. El timerosal se utiliza a menudo para contener el crecimiento de bacterias y hongos en las vacunas a pesar de las abundantes pruebas de sus graves efectos como potente neurotoxina. Después de varios estudios independientes, Rusia, Japón, Austria, Dinamarca, Suecia y Gran Bretaña han prohibido el timerosal de las vacunas de los niños. Alemania hasta la fecha no ha impuesto dicha prohibición. La toxina fue desarrollada en 1930 por Eli Lilly. Lamentablemente, en 1991, a pesar de la abrumadora evidencia contra el Centro de Control de Enfermedades del Gobierno de los EEUU (CDC), la misma agencia que alimenta la actual histeria sobre los peligros no probados del virus H1N1 de gripe porcina, recomienda que los niños sean inyectados con una serie de vacunas que contienen mercurio, en algunos casos dentro de las primeras 24 horas de nacimiento para la hepatitis B y dos meses para la difteria-tétanos-tos ferina.

Antes de 1989, los pre-escolares estadounidenses recibían once vacunas – poliomielitis, difteria-tétanos-tos ferina, sarampión-paperas-rubéola (MMR). En 1999, debido a las diversas recomendaciones del CDC, el número de vacunaciones se elevó a veintidós antes de primer grado de escuela. Paralelamente a este aumento explosivo de la vacunación de niños muy pequeños en los Estados Unidos, de acuerdo con Kennedy, creció también la tasa de autismo entre los niños. El estado de Iowa informó de un aumento de 700% en el autismo en niños a partir de la década de 1990 con lo que California prohibió el mercurio en las vacunas. A pesar de la evidencia, no obstante, la FDA de EEUU continua permitiendo a los fabricantes de medicamentos incluir el timerosal en numerosas medicaciones con medidas-en-exceso y sin prescripción, como también esteriodes y colágeno inyectado. El gobierno de EEUU envia también vacunas preservadas con timerosal a numerosos paises en desarrollo, donde algunos reportan una repentina explosion en los indices de autismo. En China, donde el autismo era desconocido antes de la introducción de timerosal por los fabricantes de medicamentos de los EE.UU. en 1999, los informes de prensa indican que hay casi dos millones de niños autistas. El nivel de etilmercurio en una vacuna rutinaria para niños de dos meses de edad fue 99 veces mayor que el límite diario de exposición del gobierno de EEUU. Al igual que con las actuales declaraciones de la OMS en torno a la pandemia de gripe porcina H1N1, el Comité Asesor de Vacunas del CDC estaba lleno de científicos con estrechos vínculos a la industria farmacéutica. El Dr. Sam Katz, presidente de la comisión, era un consultor pagado por la mayoría de las empresas productoras de vacunas “recomendadas”.

Los casos de autismo en los EEUU. estallaron cuando en 1990 unos 40 millones de niños fueron inyectados con vacunas basadas en timerasol, dándoles cantidades sin precedentes de venenoso mercurio.

El Peligro del Aluminio se Mantiene.

Mientras que las vacunas disponibles en los EEUU hoy en día se encuentran sin timerosal (50% de mercurio), prácticamente todas las vacunas todavía contienen aluminio, que se ha vinculado al desarrollo de deterioro neurológico en los niños. El aluminio no ha reemplazado el timerosal como conservante de la vacuna, pues siempre se ha utilizado en las vacunas.

En el pasado reciente, la mayoría de los niños en EE.UU. comenzaron a estar expuestos tanto al timerosal como al aluminio de forma simultánea con las vacunas de la hepatitis B, Hib, DTPa (difteria, tétanos y tos ferina) y las neumocócicas. La combinación de mercurio con aluminio aumenta la probabilidad de que el mercurio pueda dañar los tejidos humanos.

Según un informe reciente de Michael Wagnitz, un químico estadounidense, “En la actualidad ocho vacunas infantiles que contienen aluminio entre los 125 hasta los 850 microgramos (mcg). Estas vacunas se administran 17 veces en los primeros 18 meses de vida, casi seis veces más en comparación con el calendario de vacunas de la década de 1980".

Wagnitz añade: “Según la Sociedad Americana de Nutrición Parenteral y Enteral, especializada en soluciones de alimentación intravenosa, un niño no debe superar una dosis máxima diaria de 5 mcg de aluminio por kilogramo de peso por día. Eso significa que si un niño pesa 11 libras, el niño no debe exceder de 25 mcg en un día. Este nivel determinó el límite máximo de seguridad basado en un estudio publicado en el New England Journal of Medicine, titulado “La Neurotoxicidad de Aluminio en Recién Nacidos Prematuros recibiendo Soluciones de Alimentación Intravenosa”.

La vacuna contra la hepatitis B, administrada al nacer, contiene 250 mcg.

En una declaración de políticas de 1996, “Sobra la toxicidad del aluminio en lactantes y niños”, la Academia Americana de Pediatría afirma, “el aluminio puede causar daño neurológico. Las personas con enfermedad renal que acumulan niveles de aluminio en la sangre de más de 100 microgramos por litro están en riesgo de toxicidad. El umbral de toxicidad del aluminio en la sangre puede ser inferior a 100 mcg por litro.” El nivel de toxicidad de aluminio que se encuentra en las vacunas rutinarias de los niños alemanes, franceses y otros de la UE es desconocido. Podría ser el momento para una demanda pública para que dicha información sea revelada, y antes de que los gobiernos pongan en marcha campañas de vacunación masiva de vacunas sin testear contra una amenaza no demostrada de la gripe porcina H1N1.

Por William Engdahl
Global Research

Y si cree que esto no ocurre por nuestras latitudes, aca dejamos una pequeña muestra.






Sergio Vergara Gibbs.
ejecolectivo@gmail.com
Ejecolectivo.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario