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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Revelado el Plan para detonar la Tercera Guerra Mundial

En un reciente documento de política publicado por el influyente Instituto Brookings, los autores proponen casi cualquier cosa en pos de garantizar el dominio de Persia por parte del nuevo orden mundial, incluyendo el soborno, la mentira, engaño y asesinato en masa a través de un asalto militar a todo nivel contra Irán. El documento "Cuál Camino a Persia: Opciones para una Nueva Estrategia Americana hacia Irán’’ es sólo uno de muchos ejemplos recientes y no tan recientes de la firme voluntad de los globalistas de enfrentarse a Irán militarmente y adquirir sus recursos naturales en el mismo esfuerzo.
El grupo de autores - pequeña y acogedora convergencia de globalistas - contempla cuatro opciones distintas sobre "cómo tratar con Irán" en un frío lenguaje burocrático que se presenta como científico pero en realidad no equivale a nada más que inteligentes reflexiones de un psicópata calculador. La primera opción, "Disuadir a Teherán" a través de medios diplomáticos se está debatiendo como algo ensayado, probado y descartado. La segunda opción, "El desarme de Teherán” abarca varias formas de concertar a la “comunidad internacional” en torno a las intenciones de los globalistas. En la tercera parte, “Derribar de Teherán”, el belicismo aumenta en tanto los escritores contemplan una acción militar contra la República Islámica de Irán de forma abierta como encubierta. En la sección cuarta y última, "Disuadir a Teherán" se elabora la opción de "contención". La predecible estrategia final propuesta involucra a todas las opciones anteriormente mencionadas, en aproximadamente el mismo orden de aparición.
Para garantizar la cooperación de los países vecinos, los autores proponen el soborno como una herramienta eficaz. Después los autores afirman que “podría ser necesario cerrar algunos acuerdos con el fin de asegurar el apoyo de Moscú hacia una política más dura contra Irán”, los autores continúan con su 'lluvia de ideas', sugiriendo una campaña de sobornos generalizada a fin de garantizar la cooperación internacional en lo que respecta a Irán:
“Otros países también querrán sobornos de los Estados Unidos a cambio de su asistencia contra Irán. Tales acuerdos pueden ser desagradables, pero muchos no se podrán evitar si el enfoque de persuasión desea tener una posibilidad razonable de éxito." Y más adelante: "Para tener éxito, un enfoque de persuasión invariablemente requiere compromisos desagradables con países de un tercera posición para asegurar su cooperación en contra de Irán."
Esto significa que los Estados Unidos tendrán que cerrar todo tipo de acuerdos con dictadores, sanguinarios tiranos locales y otros corruptos reyes de Arabia, incluso facilitándoles armas. Además de convocar a la «comunidad internacional» en torno al Establishment Anglo-Americano con la ayuda de estos "compromisos desagradables", el documento destaca también que será necesario convencer a los propios iraníes para derrocar a su Gobierno (página 39):
"Incitar a un cambio de régimen en Irán sería de gran ayuda para convencer al pueblo iraní de que su gobierno está tan cegado ideológicamente, que se niega a hacer lo mejor para el pueblo y en su lugar se aferra a una política que sólo puede traer la ruina del país.”
Sin embargo, los autores subrayan la necesidad de crear un clima favorable para que transnacionalistas puedan operar.
"(...) Cualquier operación militar contra Irán será probablemente muy impopular en todo el mundo y requerirá de un contexto internacional adecuado (...) La mejor manera de minimizar el oprobio internacional y maximizar el apoyo (sin embargo, a regañadientes o encubierto) sólo se logrará cuando exista una convicción generalizada de que a los iraníes se les ofreció, pero luego rechazaron, una oferta excelente, una tan buena que sólo un régimen decidido a adquirir armas nucleares y adquirirlas por las razones equivocadas puede rechazar. En estas circunstancias, los Estados Unidos (o Israel) podrían representar sus operaciones basándose en el dolor, no la ira, de al menos una parte de la comunidad internacional que llegará a la conclusión de que los iraníes "se lo buscaron", al negarse a alcanzar un acuerdo muy bueno.”
Aquí los autores parecen abandonar incluso su fachada de civilidad a medida que avanzan. A pesar de que los autores colocan estas belicistas palabras vilmente entre comillas, no pueden enmascarar su forma de pensar. Esto significa arrastrar a la "comunidad internacional" a través del soborno y el engaño -como un primera piedra hacia los ataques militares. El camino hacia esos ataques militares se realizará suavemente por acciones poderosas a nivel económico a los países vecinos, obligándoles a aceptar una acción militar occidental, así como su justificación sin cuestionamientos.
La acción militar. Esto permanece tan agudo en la mente de los polluelos de halcón actuales, como la invasión de Irak lo estuvo en la de los neoconservadores en el último par de décadas. Al parecer, los autores se sienten obligados a dar una justificación de la bravura que dejan escurrir en su manuscrito.
"Elegimos considerar esta extrema y muy impopular opción en parte por el bien del rigor analítico y en parte porque si Irán responde a una política norteamericana de confrontación - como un ataque aéreo, sanciones nuevas más duras, o a los esfuerzos para fomentar un cambio de régimen - con una gran escalada de ataques terroristas (o movidas más terribles en contra de Israel y otros aliados de Estados Unidos), la invasión podría convertirse en una muy opción muy "lúcida"".
A medida que aumenta frenesí geopolítico por alimentarse, los autores claramente comienzan a perder la calma cuando comienzan a hablar sobre el verdadero plan detrás de todas las ideas elaboradas, lo que refleja el programa a largo plazo de los globalistas para los que trabajan:
"Al igual que Irak’, dicen los autores, 'Irán es tan intrínseca y estratégicamente importante para los Estados Unidos para ser capaz de ponernos en marcha, derrocar a su gobierno, y luego largarnos, dejando caos a nuestro paso. (...) Irán exporta cerca de 2,5 millones de barriles de petróleo diarios y, con la tecnología adecuada, podría producir aún más. También tiene una de las mayores reservas de gas natural en el mundo. Estos recursos hacen de Irán un importante proveedor para las necesidades energéticas de la economía mundial. Irán no tiene frontera con Arabia Saudita - el eje del mercado del petróleo - o con Kuwait, pero sí posee frontera con Irak, otro importante productor de petróleo y un país donde Estados Unidos tiene ahora una gran apuesta que jugar."
Y exactamente siguiendo con la tendencia de sus maestros de usar falsas banderas, se permiten el lujo de especular abiertamente sobre una posible ‘’provocación" para intensificar las cosas hasta el punto llegar al conflicto armado.
"(...) No es imposible que Teherán pueda tomar alguna acción que lleve a justificar una invasión estadounidense. Y es cierto que si Washington anda buscando una provocación, podría tomar acciones que hicieran más probable que Teherán lo haga (a pesar de ser demasiado obvio que se pueda anular esa provocación). Sin embargo, dado que Irán es quien hace la movida provocadora (...), los Estados Unidos, nunca sabrán con seguridad cuándo podría llegar la provocación necesaria de Irán. De hecho, bien podría no llegar nunca".
Esa sí que podría ser una gran decepción, pero no lo es. Bajo el título “La cuestión de una provocación’' en la página 66, los autores aprietan mas fuerte el botón:
"Con la provocación, las exigencias internacionales de política diplomática y nacional hacia una invasión serían mitigadas, y la más escandalosa provocación de Irán (que al mismo tiempo opaque las presiones vistas desde Estados Unidos hacia Irán), la mayoría de estos desafíos se verían disminuidos. En ausencia de una provocación lo suficientemente horrible, encontrar algo que cumpla estos requisitos es desalentador.”
Recordando al Pearl Harbor citado por los delirantes neoconservadores pre-9/11, los autores siguen imaginando lo excelente que sería tener un ataque terrorista de patrocinio iraní dentro de los EEUU para desencadenar la guerra y avanzar contra Irán. A todo esto, los autores son conscientes de lo improbable que es que Irán realmente cometa un ataque en suelo americano (probablemente porque saben quienes son generalmente los responsables de ataques terroristas masivos como estos):
"Algo en el orden de un 9/11 pro-iraní, en el que el avión porte señales iraníes y Teherán se jacte de su patrocinio. (...). Todo el asunto de las "opciones" se vuelve irrelevante en ese punto: ¿qué presidente de Estados Unidos podría abstenerse de una invasión después de que los iraníes hayan asesinado a varios miles de civiles norteamericanos en un ataque dentro del propio Estados Unidos?”
En cuanto a la cuestión del apoyo internacional hacia una invasión de Estados Unidos contra la República Islámica, los tipos de Brookings se lamentan:
"Aparte de un 9/11 patrocinado por Teherán, es difícil imaginar lo que podría hacer cambiar de opinión."
Lo mismo ocurre con sus planes respecto al viejo favorito de la élite, la guerra psicológica encubierta, con el fin de someter a una nación soberana. En el capítulo 7 del manuscrito, llamado "Inspirando a la insurgencia", se examina la posibilidad de hacer propaganda entre la población iraní para ayudar a los globalistas al saqueo de su nación:
"El concepto básico que se encuentra en el corazón de esta opción sería que los Estados Unidos identifique uno o más grupos dentro de la oposición iraní y los apoye como lo hizo con otras insurgencias en Afganistán, Nicaragua, Kurdistán, Angola, y decenas de otras localidades desde la Segunda Guerra Mundial. Los Estados Unidos proporcionan armas, dinero, capacitación, organización y asistencia para ayudar a los grupos a desarrollar y ampliar su alcance. Los medios en Estados Unidos y la propaganda podrían poner de relieve las quejas y mostrar a los líderes del grupo rival."
¿No es una visión familiar? ¿Podría uno tratar de 'hacer notar' las quejas de un grupo si se distribuye entre las masas la muerte de una pobre mujer y luego decir que fue todo gracias a Twitter?

Todo esto nos da a entender que otro ataque de falsa bandera está en curso y la preparación de la comunidad internacional para una futura invasión de Irán se vuelve cada vez más seria en tanto el belicismo se va intensificando. Este es el momento de fijar nuestros ojos en los globalistas y sus think tanks. Si su arrogancia manifiesta les permite publicar abiertamente sus reflexiones sedientas de sangre, debemos estar los suficientemente vigilantes para transmitir este conocimiento a todo el mundo para no tener otro 9/11 en nuestras manos.

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