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jueves, 29 de abril de 2010

Refugios para el fin del mundo


La mitos sobre un apocalipsis, un desastre que acabe con la humanidad son cada vez más frecuentes. Por «si acaso» una empresa de los EE UU construye búnqueres muy resistentes

Ya lo pronosticaron los mayas: el 31 de diciembre de 2012, se acabará el mundo. Y tal como anda el planeta, medio revolucionado con terremotos, volcanes en erupción… más de un adepto a estas teorías apocalípticas ve fortalecidas sus creencias. Sin embargo, frente a la variedad de «finales del mundo» que existen, lo que a algunos les interesa es ¿qué soluciones se plantean para conservar la especie humana a salvo?
Para los más cinéfilos la solución se encuentra en el final de la película «2012», para otros esconderse y esperar a que todo lo que tenga que pasar, pasé. Mientras todo son especulaciones, una empresa de los Estados Unidos, Vivos Group, ha ideado una suerte de «refugio contra el fin del mundo». Un proyecto que contempla la construcción de búnkeres súper resistentes ante cualquier eventualidad catastrófica desde un ataque nuclear hasta el impacto de un meteorito.
Desde la empresa estadounidense, se bautizó como «Vivos» al proyecto por su alusión en español a la vida. Inicialmente este aventura por conservar a la población se ubicaba en sólo en EE UU, pero «hay una fuerte demanda en otros puntos del mundo, como Europa, Latinoamérica y Asia», manifiesta Robert Vicino, director de Vivos Group a este semanario. Esta idea surgió inicialmente para hacer frente a una posible guerra nuclear, por lo que el primer refugio se sitúa cerca de una localidad llamada Barstow, en el estado de California, situada entre Los Ángeles y Las Vegas. «Se trata de algo totalmente financiado por instituciones privadas, no recibimos ningún apoyo de las administraciones públicas», subraya.

«Contra todo»
La complejidad de la construcción ha hecho posible que su estructura sea a prueba de todo, o al menos de casi cualquier desastre natural de gran magnitud como un terremoto que supere los 10 grados en la escala de Ritcher o que provenga de la mano del hombre, como un ataque nuclear. «El diseño de la estructura está preparado para que sus integrantes sobrevivan tras una catástrofe de dimensiones consideradas».
Quizá el atractivo que supone este proyecto ha llamado la atención de inversores privados en España y Portugal, donde Vicino ha asegurado que pueden llegar a construirse hasta 10 búnkeres, «tan sólo estamos a la espera de la firma de los contratos», añade.
Con este refugio se hace frente a aquéllos que se dice tienen algunos gobiernos en los que sólo contemplan la inclusión de los miembros de la élite y cuerpos de seguridad. Desde la página web de Vivos existe una aplicación en la que los interesados pueden señalar sus habilidades, «de forma que a la hora de reunir en cada búnker a una población no superior a las 200 personas», puntualiza Vicino. De este modo, sobrevivir al fin de los días se convierte en algo más accesible. Lo importante es que se tiene en cuenta a la hora de seleccionar no sólo por el talonario bancario, sino por el rol que cada persona pueda desarrollar una vez en el interior del refugio.
Bueno, quizás no tanto, si se tiene en cuenta el precio unos 38.000 euros por cada adulto, niños la mitad de precio y mascotas (perros y gatos), gratis. Con ello amortizarán el coste total que asciende a unos 150 millones de euros, unos siete millones y medio por búnker. De todos modos, la empresa también lo ofrece como un valor transferible, dado que se puede heredar de padres a hijos o incluso poner a la venta.
Las futuras «Arca de Noé» no surcará ningún posible mar, sino que se encontrará enterrada a unos 10 metros de profundidad y contará con una superficie de unos seis kilómetros cuadrados, que se repartirán en forma de «pulpo». Esto es, un gran punto de encuentro central donde se ubicarán los principales espacios de ocio y almacenamiento, en dos niveles respectivamente, y de los que nacerá ocho galerías en los que se sitúan las suites privadas.
Hasta un año de autonomía será con la que, en un principio, nacerá cada complejo, ya que en total planean construir más de una veintena, en las que podrán caber unas 4.000 personas, aproximadamente. Cada espacio tendrá una serie de espacios bien definidos, ocio y entretenimiento (con teatros, cines y gimnasios), soporte médico (equipamientos clínicos y farmacéuticos para enfrentarse a problemas de salud), simuladores bancarios (en los que se supone habrá una especie de «back up» de los datos reales) y almacenes, tanto de comida, como de ropa, como de cualquier otro enser que se precise.

Equipamiento completo
Con el fin de que durante por lo menos un año, el refugio sea completamente autónomo cuenta con suministros propios de agua y electricidad. Para solucionar la primera necesidad mencionada, los búnkeres cuentan con una serie de pozos situados gran profundidad, de donde pueden extraer el líquido elemento y convertirlo en potable garcais a un complejo sistema de depuración. Esto se debe a que en caso de contaminación, los diferentes filtros sean capaces de obtener agua limpia y pura, lista para ser consumida.
En cuanto al suministro de electricidad, cada complejo contará con un sistema capaz de generar energía de forma autónoma. Además, todo el refugio está preparada para consumir la menor energía posible y así ahorrar, por si fuera necesaria.
Además, para solucionar los problemas de aire se ha diseñado un método de filtraje que permite reciclar el aire del interior del complejo hacia el exterior y viceversa. De este modo, en caso de que en el exterior se haya producido un ataque biológico, químico o radiológico, los filtros cuentan con una serie de niveles de descontaminación que permiten respirar de forma segura, durante un año, en el interior del búnker.
Robert Vicino señala que «hemos intentado contemplar cualquier eventualidad o necesidad que pudiera surgir, asimismo como buscar soluciones a todas ellas para no dejar ningún cabo suelto y hacer de nuestro proyecto, una idea solvente en un futuro próximo».

Fuente: Larazon.es

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