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miércoles, 14 de abril de 2010

Henry Kissinger y Operación Cóndor: La Prueba Definitiva


De acuerdo con documentos desclasificados publicados hoy por el National Security Archive, el ex secretario de Estado y Bilderberger de toda la vida, Henry Kissinger, anuló instrucciones que habrían impedido que ocurriera uno de los peores ataques terroristas en territorio estadounidense antes del 11 de septiembre 2001.

El 21 de septiembre de 1976, un coche-bomba explotó en el centro de Washington DC, matando a un ex ministro del gobierno chileno de Allende y a su ayudante -y que constituyó el mayor ataque terrorista que nunca antes se había experimentado en territorio estadounidense. Los autores fueron rápidamente identificados como agentes del régimen de Pinochet, que salieron a asesinar figuras de regímenes rivales de todo el mundo. Según se desprende, la cadena de ataques conocidos como el Asesinatos Cóndor, formaban parte de una operación encubierta de larga data realizada por varias agencias de inteligencia sudamericanas, conformada por asesinatos de disidentes y otros enemigos de los dictadores a escala internacional.

Aunque inicialmente se enviaron instrucciones a los embajadores estadounidenses en América del Sur para advertir a los líderes militares de que probablemente se producirían "una serie de asesinatos internacionales", la indicación fue dada de baja por el Departamento de Estado sólo cinco días antes del incidente en Washington, afirmando que el secretario (Kissinger) "ha dado instrucciones de que no se tomen nuevas medidas sobre este asunto." En otras palabras, Kissinger anuló la primera instrucción -a saber, que los embajadores de jefes de Estado fueran advertidos de posibles ataques contra su persona, reemplazándolos con la instrucción de mantener silencio sobre ellos con eficacia -y, por extensión, permitiendo que el ataque en Washington avanzara sin obstáculos.

La publicación online de The Public Record (TPR) menciona que "las instrucciones pusieron fin a los esfuerzos de los altos funcionarios del Departamento de Estado de entregar una diligencia diplomática, aprobada por Kissinger sólo tres semanas antes, para expresar "nuestra profunda preocupación" sobre "planes para el asesinato de subversivos, políticos y figuras prominentes tanto dentro de las fronteras nacionales de algunos países del Cono Sur como en el extranjero." Dirigido a los Jefes de Estado de Chile, Argentina y Uruguay, la diligencia nunca fue entregada.", señala TPR.

Según Peter Kornbluh, autor de The Pinochet File: A Declassified Dossier on Atrocity and accountability, esta última revelación es "la pieza que falta en el rompecabezas histórico sobre el papel de Kissinger en la acción e inacción del gobierno estadounidense después de enterarse de los planes de asesinatos Cóndor."

De hecho, sólo dos años después del asesinato del ex ministro chileno Orlando Letelier en Washington DC, un cable fue enviado por Robert White (el embajador de Estados Unidos en Paraguay) al secretario de Estado Cyrus Vance, que detalla una conversación que White tuvo con el jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Paraguay. Durante el intercambio, el General le había dicho a White que los jefes de inteligencia de Sudamérica involucrados en la Operación Cóndor" (se mantuvieron) en contacto entre sí a través de una instalación de comunicaciones estadounidense en la Zona del Canal de Panamá que abarcaba toda América Latina."

El Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Long Island y el principal experto en la Operación Cóndor, J. Patrice McSherry, resume la participación estadounidense en la serie de asesinatos de la siguiente manera: "militares y funcionarios de inteligencia estadounidenses apoyaron y colaboraron con Cóndor como socios secretos o patrocinadores". Ese parece ser realmente el caso. El Establishment Anglo-Americano no sólo patrocina ataques terroristas en el extranjero, al parecer no se cohíben de hacerlos proceder dentro de Estados Unidos.

A pesar de que existía la extendida sospecha de que la Operación Cóndor (como fueron apodadas las excursiones de asesinato) fue supervisada por los servicios de inteligencia de Estados Unidos, esta nueva instrucción desclasificada emitida por Kissinger proporciona una prueba definitiva.

Irónicamente, fue el 11 de septiembre de 2001, que abogados chilenos de derechos humanos presentaron una demanda penal en contra de Kissinger y Pinochet por su participación en la Operación Cóndor. El mismo día, los peores ataques terroristas en la historia de los Estados Unidos tuvieron lugar en circunstancias igualmente sospechosas (por decirlo suavemente), también acogidos por la comunidad de inteligencia estadounidense, apuntando del mismo modo a una conspiración internacional de estrategas geopolíticos, con objeto de someter a las naciones soberanas antes de absorberlas por un sindicato internacional de barones del robo, comúnmente conocida como Nuevo Orden Mundial.

Fuente: Infowars

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