Como no tendrá ninguna duda leyendo los titulares de hoy, el FMI ha propuesto recaudar dos impuestos "globales" sobre los bancos del mundo para asegurarse de que esos individuos codiciosos no se metan en problemas otra vez. Si eso suena sospechoso, es porque lo es. En realidad lo que se propone, y ha estado desarrollándose durante algún tiempo, es el marco para una autoridad global no electa con poderes por encima y más allá de los gobiernos soberanos.
En nuestro artículo destacado de hoy se explica cómo los llamados Impuestos de Actividades Financieras (FAT) del FMI a los bancos no son más que un fondo fangoso para rescates que, inevitablemente golpeará a los consumidores, y también deberá cobrarse a todas las instituciones financieras (no sólo los grandes que cometen un fraude masivo sobre una base diaria).
Estos impuestos, reducirán drásticamente los beneficios de todos los bancos e instituciones financieras, garantizando que sólo los más grandes puedan continuar floreciendo. La competencia global podría ser asesinada por completo, lo que coloca el último clavo en el ataúd del “libre mercado”.
Algunos dentro de la industria bancaria también argumentan que la reducción del capital en las entidades financieras las hace una inversión menos atractiva y hace más probable que los gobiernos tengan que intervenir al momento de una nueva crisis.
La Asociación para los Mercados Financieros de Europa emitió una declaración en este sentido: "El FMI ha fijado el objetivo correcto para hacer frente a la necesidad de evitar otra crisis financiera, pero parece que han optado por los medios equivocados para lograrlo.”
"El sector financiero no debe depender de fondos públicos en caso de crisis. Como industria, necesita poner en práctica medidas que permitan a las empresas que sean reparadas o reestructuradas sin necesidad de apoyo de los contribuyentes. Debe permitirse caer a los bancos y el costo de hacer frente a cualquier incumplimiento debe ser sufrido por primera vez por los accionistas y acreedores, y no por los contribuyentes."
Incluso The Economist ha denunciado la idea como "El tratamiento de los síntomas, no de la causa".
Aparte de estas cuestiones hay otro punto importante resaltado por los propios bancos, así como economistas y comentaristas - no se puede tener impuestos globales sin una autoridad global lo suficientemente poderosa para hacerlos cumplir.
Consenso Mundial es Clave para la Introducción de Nuevos Impuestos es el titular del Korea Times, que señala que sin un marco global internacional para supervisar la tributación mundial, la idea tendrá que esforzarse para llegar a buen término.
"Ciertamente, la recomendación dará un impulso para las discusiones globales respecto a si poner en acción la idea de este impuesto." El informe establece. "Este problema también espera hallarse en la parte superior de la agenda durante una reunión de ministros de finanzas y banqueros centrales del G-20 que se celebrará este fin de semana en Washington. Lo importante es construir un consenso mundial sobre este complicado asunto".
El London Telegraph reitera este punto clave:
"Ambos impuestos serían difícil de hacerse cumplir, como los banqueros se apresuraron en señalar. Un impuesto FAT es casi seguro que requiere de coordinación mundial o enfrentar un "arbitraje regulatorio" por los bancos llevando sus operaciones a territorios más amigables".
El FMI es muy consciente de este problema, indicando en la propuesta de que las medidas unilaterales "corren el riesgo de ser afectadas por los impuestos y el arbitraje regulador, y también pueden poner en peligro la competitividad de las industrias nacionales". La acción coordinada, dicen, promovería un campo nivelado de condiciones para las entidades transfronterizas y facilitaría su implementación.
El artículo de Telegraph continúa:
"La idea del FMI para el impuesto sería apoyar un régimen resolutivo que reduzca al mínimo la necesidad de apoyo estatal. Una agencia resolutiva determinará el momento en que un banco sea insolvente y sustituya a los administradores, reconociendo las pérdidas en cuentas patrimoniales, y, en ese caso, exponiendo a los acreedores no garantizados a la pérdida".
Los líderes globalistas han instado recientemente a otorgar nuevas competencias al FMI, así como al Banco Mundial como autoridades mundiales en un nuevo orden económico mundial bajo un "banco del mundo". Esta no es una teoría de la conspiración, está escrito en los propios documentos internos del FMI, ha sido reiterada por el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, y es materia de artículos en el Washington Post.
El año pasado, Zoellick habló abiertamente de utilizar la crisis económica para darle a las entidades financieras globales el poder de regular la política nacional como parte de la creación mas amplia del gobierno global.
"Si los líderes son serios acerca de la creación de nuevas responsabilidades o de gobierno a escala global, van a tener que iniciar la modernización del multilateralismo para facultar a la OMC, al FMI y al Grupo del Banco Mundial para supervisar las políticas nacionales.", Declaró Zoellick.
En su artículo titulado A Bigger, Bolder Role Is Imagined For the IMF - Anthony Faiola, del Washington Post describió cómo el FMI está en camino de transformarse en "una verdadera ONU para la economía global".
Faiola contempla un escenario en el que "los banqueros centrales y ministros de finanzas se reunirán para convocar un consejo de seguridad financiera de ese tipo."
"Sirviendo casi como embajadores ante el FMI, podrán debatir la manera de apagar los incendios económicos del mundo y sofocar política imprudentes antes de que se enciendan otras nuevos.", Continúa.
"Haciendo reverencia a un nuevo orden económico mundial, el FMI otorgaría nuevos poderes al gustos de China, India y Brasil. Tendría mucha mayor autoridad para actuar como un banquero global frente al los gobiernos ricos y pobres. Y con más flexibilidad para imprimir su propio dinero en efectivo, tendría la capacidad de inyectar liquidez en los mercados mundiales de una manera que antes estaba limitaba a los principales bancos centrales, incluida la Reserva Federal de Estados Unidos."
El artículo a continuación, explica que este escenario imaginado es tomado directamente de los documentos internos del FMI, entrevistas y reportes de think tanks. Los detalles fueron desempolvados en la cumbre del G20 en Londres el año pasado, y aunque pueden tardar años en ejecutarse plenamente, este modelo representa el plan de la elite financiera global para el futuro próximo.
Tras la cumbre del G-20, el editor de negocios internacionales de London Telegraph también destacó la agenda, señalando que en virtud de una cláusula del punto 19 del comunicado emitido por los líderes del G-20, el poder del FMI para crear el dinero fuera del control de cualquier órgano soberano había sido activado.
La nueva moneda de reserva se formará a partir de los Derechos Especiales de Giro (DEG), una moneda de papel sintético emitida por el FMI que ha permanecido en inactiva durante medio siglo.
"El mundo es un paso más cerca de una moneda mundial, respaldada por un banco central mundial, controlando la política monetaria para toda la humanidad." Ambrose Evans-Pritchard escribió sabiamente que " a los teóricos de conspiración va a encantar".
Como hemos informado anteriormente, tanto el FMI y la Naciones Unidas han dado apoyo a las propuestas para implementar esta dictadura financiera global "multilateral" de facto. Ambos organismos también han expresado su apoyo a una nueva moneda de reserva mundial para sustituir al dólar como parte de la aceleración hacia el nuevo orden económico mundial.
La introducción de un nuevo régimen fiscal y sistema monetario mundial, con un órgano regulador general, es un pilar fundamental en la transición hacia un gobierno mundial, el control centralizado y más poder concentrado en unas pocas manos irresponsables. Lo primero no puede realizarse plenamente sin lo segundo.
Los impuestos mundiales del FMI son parte de las movidas en curso para capacitar a un grupo banqueros centrales no electos con la autoridad para usurpar la soberanías estatales, supervisando los límites para la gestión del sistema financiero nacional y el establecimiento de regulaciones para las instituciones financieras en todo el mundo.
En la actualidad la oposición a los impuestos existen por parte de Canadá, Australia y Japón, países que argumentan que sus instituciones bancarias no deben ser castigadas por los fallos (deberían decir los delitos) de los grandes bancos con sede en Estados Unidos y Europa.
Las propuestas de impuestos mundiales del FMI están fijadas para ser debatidas por el G-20 en junio.
Original en: Infowars
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