Google: el gigante dueño del conocimiento.

Su imagen de simpleza, de creación de dos aventureros jóvenes universitarios que pensaron en darle algo distinto a internet y su concepto de productos gratuitos (en oposición a Microsoft) son el símbolo de la que actualmente es una de las corporaciones más poderosas del mundo. Pero, bajo ese manto agradable de una pequeña idea convertida en un gran negocio se esconde un escalofriante poder. ¿Se han puesto a pensar hasta dónde llega Google hoy?

Quizá quien esté leyendo esto sea muy joven y no sepa el inicio de la historia. Google nació de la mano de dos jóvenes universitarios como un simple buscador de internet. Aunque su absoluto minimalismo causaba hasta gracia (¿¡Cómo puede ser que no hagan algo más vistoso!?), su efectividad sorprendió de tal manera que en tan solo unos años destruyó a toda su competencia. Y es que, mientras Yahoo y Altavista se encontraban en el proceso de mutación desde buscador a portal, Google sólo mostraba una celda y el botón “Buscar”, con un horrible logo en varios colores y con una letra que parecía la Times New Roman.

Esa simpleza fue la herramienta que lo convirtió en el buscador más importante de internet. Google había pasado de ser un proyecto universitario a una corporación con miles de equipos en varias partes del mundo conectados con una megared que sería la envidia de todos los buscadores. De ese crecimiento formó parte involuntariamente Microsoft, debido a que miles de usuarios que no aprobaban el concepto monopólico que generaban Windows, Hotmail, Internet Explorer y MSN, entre otros productos de Bill Gates, utilizaban herramientas alternativas, como distribuciones Linux, Netscape, ICQ, etc.

Con los años la corporación creció tanto que, si no podía inventar algo, lo copiaba. Y si la copia fracasaba, compraba el original. Tal es el caso de Youtube que, tras haber intentado competir con Google Videos, Google terminó comprando al portal de streaming on demand. Google pasó de ser un buscador a un completo sistema de recursos al usuario (blogs, mails, calendarios, grupos de discusión, herramientas para el webmaster, hoja de cálculo, procesador de textos, etc.). Posee su propio navegador (Chrome), mensajero (G Talk) y hasta sus últimas novedades: el sistema operativo para computadoras Chrome OS y el sistema operativo para celulares Android. Y no podemos olvidarnos del Google Maps y Google Earth, la herramienta con la que podés ver desde cielo cualquier parte del mundo, y hasta varias ciudades (como París y New York) cuadra por cuadra, como si estuvieras caminando en ellas.

Hoy, Google ha pasado de ser una simple pulga a una tarántula gigante con mucho más que ocho patas. Tiene acceso a una parte muy importante en la navegación en internet de la gente y sigue en ascenso. Google almacena tus mails en Gmail (incluso fueron pioneros en dar tanto espacio en disco, mientras los demás lo limitaban), registra tus búsquedas y personaliza los resultados (lo cual le da una clara idea de qué sitios visitás a diario, tendencias y demás), sabe los videos que observas en Youtube, los textos que ingresas en tu Blogspot, entra tantas otras cosas.

Y su novedosa herramienta es la que espera cubrir todo el espectro: el Google Chrome OS, un sistema operativo que maneja prácticamente todo por internet, con la idea de almacenar tus documentos en un espacio que te ofrece Google (concepto que se pudo ver en la película The First $20 Million Is Always the Hardest).

No es novedad que Google trabaja con los servicios secretos norteamericanos. Incluso se rumorea que el último hackeo chino fue generado en la “grieta” de uso exclusivo de la CIA.

¿Nos hemos puesto a pensar realmente qué tan vigilados estamos? ¿Está bien dejar seguir creciendo a semejante gigante? Lo cierto es que Google, que inicialmente había mostrado el dulce, finalmente terminó quedándose con toda la canasta.