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lunes, 13 de septiembre de 2010

Los OVNIS del III Reich

Poco antes de que finalizara la II Gran Guerra, el ministro de propaganda alemán, Goebbels, anuncio al mundo que Alemania iba a estar en posesión de una “sorprendente y poderosa arma, que cambiaría el signo de la contienda dando la victoria final a Alemania”.

En Mayo de 1945, en el océano pacifico, los americanos capturan un U-boot (el submarino nazi U-234). Con un diseño revolucionario, de tamaño tres veces al normal y con rumbo a Japón, en sus bodegas descubren un sorprendente botín: planos y piezas para construir cohetes parecidas a las V-2 (las famosas bombas volantes), cazas a reacción y lo más sorprendente… piezas para la construcción de gran parte de una bomba atómica de diseño nazi.

Pero no acababa ahí el descubrimiento, ya que en varios de los tubos para los torpedos se encontraron unos envases metalicos que contenían varios kilos de uranio enriquecido (U-235).

Actualmente se sabe que existía, además de la oficial, otra línea de investigación en la que se elaboró un exitoso método, por el que se conseguía uranio enriquecido, plutonio y agua pesada a mayor velocidad.
El destino de esa carga, era que Japón construyera la bomba para así poder derrotar a los americanos. Pero eso nunca sucedió, ya que el 23 de mayo se transmitió el descubrimiento a la base naval de Portsmuth, en donde decidieron que todo el material fuese llevado a Los Alamos (Nuevo Méjico), donde se probaría varias semanas más tarde la primera bomba atómica y a partir de ahí el desenlace final de la guerra.

La Tecnología Alemana
Se dice que los alemanes contactaron en 1941 con los Ugha Mongulala, una tribu de América del Sur que les pidió protección contra un pueblo vecino invasor.

Según dice la crónica (explicada por Tatunca Nara, el jefe de la tribu), hace 15.000 años bajaron los dioses a la Tierra y hace 12.000 años volvieron a marcharse, pero dejaron un platillo volante bajo la ciudad de Akakor.

Todos sabemos el intereses del III Reich en la búsqueda de tesoros, leyendas, y sociedades esotéricas.
Si encontraron en Akakor el platillo, puede por ello explicarse el porqué los nazis reclutaran a ingenieros y científicos de todas nacionalidades para que descifraran la energía utilizada por aquel platillo con el que los dioses descendieron hace 15.000 años a la Tierra.

Desarrollaron y probaron muchas naves. El auténtico objetivo de los nazis era un avión rápido y que no hiciera ruido, un arma silenciosa, rápida y misteriosa.

Así, en junio de 1944, después de repetidos fracasos, uno de estos prototipos despegó y se alejó a gran velocidad dejando tras de si la pista de aterrizaje de Brandis (Leipzig).
Esto sería absolutamente normal, de no ser porque dicho aparato era el único de su especie en el mundo. Se trataba del AS-6, construido y diseñado por Arthur Sach después de años de pruebas y representaba un autentico “platillo volante” con su revolucionaria forma de media luna.

Al acabar la guerra se dio a conocer al publico que el proyecto del “platillo” no había sido el único, y que otros ingenieros habían desarrollado distintos aparatos para la Luftwaffe.

Según testimonios de Andreas Epp, antiguo ingeniero de la Skoda y que trabajó en dichos diseños en el aeródromo de Praga, se realizaron diversos planos y maquetas de la “peonza voladora” de Schriever y de Habermohl, la cual consistía en un gran aro que giraba en torno a una cabina central de pilotaje. La zona intermedia entre ambos estaba formada por palas similares a las de un helicóptero, y unidas entre si, lo cual hacia las veces de una gran hélice orientable, dándole al sistema una formidable maniobrabilidad y potencia propulsora.

El proyecto final estaba dotado de 6 potentes motores a reacción, lo que podría hacer que el “platillo” de Schriever fuera el primero en traspasar la barrera del sonido.

Otro aspecto importante al hablar de OVNI’s nazis es el de las “alas volantes”, que fueron los primeros aviones triangulares de la historia (el caza cohete ME-163 de la messersmitt). Y de la investigación de nuevos materiales para fuselajes y técnicas para engañar a los radares enemigos.

En febrero de 1945 se probáron las espectaculares alas Horten HOIX-V2 con las que estuvieron a punto de superar la barrera del sonido.

Al terminar la guerra e impresionados por la avanzada tecnologia de los alemanes, los americanos se llevaron el HOIX-V3 casi terminado y otros diseños aun más futuristas. Todos ellos fueron los precursores del ala delta más grande del mundo (YB-49), que fue probada la USAF a finales de los 40 y de la cual se derivaron diversos diseños de la casa Northrop hasta llegar al actual bombardero invisible B-2.

Foo Gihters - Bolas de fuego
Los Foo Fighters o bolas de fuego, fueron descritas como bolas luminosas capaces de perseguir a los aviones aliados.

Se desarrollaron en Wiener-Neustad y se controlaban via radio, hasta situarlos cerca de los aviones aliados, y una vez allí, estos se orientaban automáticamente mediante unos sensores infrarrojos, siguiendo el calor expulsado por los gases de escape de los motores de los aviones.
El objetivo principal era provocar interferencias en los radares.

Viktor Schauberger
Este ingeniero-inventor buscaba una energía alternativa, con una ciencia distinta y más simple: “implosión en lugar de explosión”.

La implosión se produce al variar la velocidad de giro de un vórtice generado en un líquido u otro medio como un gas, en una concentración determinada. Esto hace disminuir la temperatura del medio, al contrario de lo que dictan las leyes de la termodinámica.

Hitler le necesitaba para desarrollar sus conceptos de vórtices dinámicos bajo su mando y los aviones futuristas que tenía en mente.
El prototipo de Schauberger, llamado Hannebu, era un vehículo cuya velocidad alcanzaba 15.000 metros de altitud en tres minutos y podía volar hacia cualquier dirección a velocidad Mach 3 (tres veces suparior a la del sonido).

Se pensó en su construcción en serie para su finalización entre 1943 y 1944.

En 1956, en la revista Das Neue Zeitalter de Munich, se decía que Viktor Schauberger era el inventor y descubridor de la implosión, y eso sólo con el uso del aire y del agua, de la luz generada, del calor y del movimiento.

El primer disco sin tripulación fue probado en 1945 cerca de Praga, podía permanecer inmóvil en el aire y podía volar rápidamente tanto al derecho coma al revés.

A pesar de haber transcurrido mas de medio siglo, muchos son los misterios que aun rodean a la capacidad tecnológica del III Reich.

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