Aunque resulte chocante para algunos, lo cierto es que el dólar es responsable del actual desorden financiero que tiene en aprietos a todo el Sistema Monetario Internacional. La actual crisis es consecuencia del rompimiento de los acuerdos de Bretton Woods aquel 15 de agosto de 1971, que dejó al dólar como la divisa internacional y a Estados Unidos cumpliendo un rol hegemónico en el concierto mundial que le exigía aquella conducta responsable que nunca tuvo. Este informe del FMI da cuenta de cómo se pretende abandonar al dólar como divisa internacional, para crear una divisa estilo “Bancor”, la propuesa keinesiana de los años 40 que no fue considerada por el triunfalismo estadounidense tras la segunda guerra mundial. Como vemos, el problema es profundo, y cala hondo en el paradigma financiero que hemos conocido. Estados Unidos hizo creer al mundo que el dólar podría cumplir con las condiciones que exigía el patrón oro para una globalización sostenible. Pero no fue asi.
La actual crisis es causa crucial de esa trasgresión que se produjo a principios de los años 70, que abandonó los patrones de la gobernabilidad para dejar al sistema a merced del neoliberalismo a ultranza. Esto lo describimos en El origen del caos financiero y del desempleo global y luego en Del desorden financiero a la quiebra de Estados Unidos. Ahora, es el propio FMI quien señala la necesidad urgente de cambiar al dólar como moneda de reserva para dejar la divisa internacional en manos del Bancor, es decir, en una moneda que refleje las condiciones reales del comercio internacional. Como lo hemos advertido: el dólar tiene los días contados como moneda de reserva. Y si esto comienza a decirse desde el interior de la misma institución que elevó al dólar a la categoría de divisa internacional, por algo será.
La acumulación sin precedentes de los actuales desequilibrios en cuenta corriente, la volatilidad de los enormes flujos de capital especulativo que cruzan fronteras y conllevan una fuerte acumulación de divisas en algunos países y profundos déficit en otros, ha implantado el actual entorno caótico donde el gran perdedor ha sido el capitalismo productivo.
A modo de ejemplo, en los últimos años la acumulación de reservas ha alcanzado el 13% del PIB mundial, triplicando los niveles existentes el año 2000. Gran parte de estas reservas se concentran en dólares de Estados Unidos, país que se acerca a un nivel de deuda del 400% de su PIB, situación altamente preocupante y que explica el actual estancamiento de la primera economía del planeta, consumidora del 50% del PIB mundial, y que amenaza con provocar una nueva recesión global.
El informe del FMI recupera la propuesta original de Keynes, quien propuso al Bancor como divisa internacional. El Bancor es una moneda equivalente a los Derechos Especiales de Giro, DEG, que han comenzado a sonar como la divisa comercial que se impondrá en los próximos años. Pero los DEG tienen serias limitaciones dado que su valor está estrechamente vinculado a las monedas nacionales, por tanto cualquier cosa que afecte a estas monedas afectará también a los DEG.
Actualmente los DEG se componen de una canasta de monedas en la cual el dólar de Estados Unidos tienen una ponderación del 44%, el euro de 34%, el yen de 11% y la libra esterlina de 11%. No se consideran otras monedas como el yuan chino o el real brasileño, lo que constituye una clara desventaja y una vuelta a los mismos errores del sistema dólar. El informe del FMI reconoce que el paso a DEG es sólo un pequeño movimiento para alejar al dólar de EE.UU. como moneda de reserva mundial, e insta a la adopción de una unidad monetaria que sea verdaderamente internacional. La verdad es que los DEG son torpes y pesados. Por ahora, los DEG todavía tienen que volverse a convertir en una moneda nacional antes de que puedan ser utilizados, y esto limita su utilidad.
Por eso que otra de las propuestas es crear una verdadera divisa mundial, que sea independiente de las monedas de los países, algo que sin duda creará muchos conflictos de intereses pues todos los países grandes querrán tomar parte y hacerse de su porción de la torta. Lo único cierto es que el actual sistema hace agua por los cuatro costados y ya no da para más. Sólo el debate y la información seria podría indicar una dirección de salida. Pero esto es algo que escacea. De hecho, este informe, que lleva un tiempo de publicación no ha merecido ningún análisis serio ni de los gobiernos ni de la prensa especializada. Por eso que esta primera aproximación es para dar cuenta de los profundos cambios que se tejen en las propias entrañas del sistema del cual somos parte, y que tanto los gobiernos como las instituciones prefieren ignorar, defendiendo tal vez mezquinos intereses.
Fuente: www.elblogsalmon.com
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